martes, 15 de abril de 2008

Capítulo 12: Más cuestabajo

Yo-Y un día qu´el Fide estaba de lo más dao güelta, y andaba por la calle tirando tiros pa todos lados, lo agarró la polecía y lo metieron preso. El pobre me contó qu´estar preso no l´importaba, pero le daba mucha trijteza pensar qu´estaba en la misma celda que había estao el Gumer. Y se puso a llorar como una mujercita, pero el Comesario, mientra tejía una gufanda rosada para la nieta, le dijo:

Comisario: Mirá, Fide, lo que yo te via decí es de amigo, porque yo te apreceo, y no mi gusta que andí haciendo el pavo por ahí, qu´endemá te vas a destrozá las amíndola tomando porquerías. Yo también tuve una temporada, cuando se me murió mi caballo, el Gerundio, que yo lo quería mucho, Dios lo tenga en la gloria, -y se enjugaba los ojo con el tejido- que anduve así de desgolletao como vos. ¿Y sabés cómo me curé?

-¿Tejiendo gufanda?, le preguntó el Fide, qu´era medio venenoso, cuando quería.

Comesario- No, abombao, esto lo aprendí en l´escuela e la Polecía, cuando me pasaba una semana en el calabozo. Lo de esa vé del Gerundio, me curé porque estuvo de preso aquí un viajante de un laboratorio de Güenos Aire, y me dio unos frasquito de Flore de Bach.

El Fide se puso como loco y le espetoró : ¡AAAAAAaaah, noooooooo!!!! Yo de Bach, nada. A mí deme Flore de Yupanqui, de Falú, de Los Nochero si no hay otra, pero de músico estranjero ¡yo no quiero ni en gota ni en polvito!!!!!

Ma- ¡Miren si será ordinario! Si no quería Flores de Bach, hubiera comprado de Mozart, u otro autor fino. O de Piazzolla, que es internacional...

Yo- Lo soltaron en unos días, y él seguía cuestabajo, cada vez más pior.

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